viernes, 12 de noviembre de 2010

Grandpa’s Gully Rock – Cómo se nota cuando hay cariño, oigan


Para medir la calidad musical de un área concreta, la densidad de actividad que, en la misma, se desarrolla, no es baremo suficientemente fiable.

Es decir, que el hecho de que haya docenas de fiestas, clubes y eventos cada semana en un sitio concreto, no implica necesariamente que en ese sitio el nivel musical sea alto. Podrá facilitar las cosas, pero lo uno no es paradigmático de lo otro. No todo es tan fácil.

No parece que exista, en este sentido, un baremo cualitativo universal, más allá de ir a una fiesta y constatar si ahí hay o no hay lo que, se supone, tiene que haber (lo cual va, a su vez, asociado a las expectativas que cada una/o tiene puestas en un evento concreto). Pero está claro que allá donde hay nivel debe, necesariamente, haber conocimiento, criterio y sobre todo grandes dosis de cariño que reviertan en una(s) escena(s) donde no sólo basta con tener una maleta con los discos que están ‘de moda’ en la(s) misma(s).

De esto va esta entrada: de cariño. De mimo. De hacer las cosas por el placer de hacer un buen trabajo y, a la vez, crecer y, más importante, ayudarnos a crecer a los demás. O, en todo caso, ayudar a que nuestras expedits y cajas de singles sigan saturándose de plásticos de antaño.

Vamos ya al grano, por favor

Sí, sí! Ya va, ya va!

Miren, a lo que nos referíamos, con toda esta perorata, es a que una buena manera de medir la calidad musical, es el cariño con el que se hacen las cosas. Y, sobre todo, el cariño con el que nacen recopilaciones como la que nos ocupa: tres volúmenes confeccionados 100% amateurialmente, de bombazos del más oscuro R&B añejo, donde –además de criterio y gusto- trasluce un enorme amor que se ve plasmado en una presentación preciosa; donde no falta información adicional que nos ayude a entender no sólo cada canción contenida, sino también su circunstancia.

Y, cuando una iniciativa así nace y se desarrolla en el mismo contexto ‘escenístico-geográfico’ que una/o habita, es que algo va irremediablemente bien.

Porque, oigan, significa que aquí hay verdadero nivel, verdadero conocimiento y verdaderas ganas de perseverar, conocer y compartir. Y estos tres cedeses son prueba irrefutable de ello.

Otro aspecto que nos hace especial tilín es que esta iniciativa ve la luz desde el total anonimato de unos auténticos chiflados, enloquecidos por esos ritmos y deseosos de facilitarnos el trabajo a los demás: poniéndonos en bandeja decenas de temazos con –además- toda esa información necesaria para seguir investigando en los mismos. O en los artistas que los parieran hace medio siglo, en alguna fuliginosa leonera del Chittlin’ Circuit.

En este tercer volumen, siempre editado por el muy activo sello Floridita Records (reciente hacedor, entre otras, de la inmensa recop de Otis Blackwell, When You’re Around), se darán Uds. de bruces con colosales revientapistas como ese Mambo Daddy de los Celebrities, el Mama Linda de los Monitors o ese irresistible Little School Girl del genial Larry Birdsong.

La guinda del pastel

No se vayan todavía que hay más! Copias de la última entrega de Grandpa’s Gully Rock -la tercera, ya- estarán disponibles mañana en el Hervidero. De modo que no se amilanen, y anímense a echar un vistazo a tan insigne recopilación en guardarropía.

[Si Ud. no es de comprar discos durante fiestas, ha leído estos renglones a toro pasado o, simplemente, lo que quiere es firar-se y hacerse con el mayor número de referencias de Floridita records, pinche sin complejo AQUÍ!]

No hay comentarios:

Publicar un comentario