miércoles, 3 de marzo de 2010

Agile, Mobile, Hostile: El arte de ser André Williams, día a día



André Williams.

¿Seguimos? ¿Hace falta añadir algo más? ¿O este nombre ya sirve –por sí solo- para recordar el halo legendario de quien –a veces, muy a su pesar, como veremos- lo lleva?

Porque no es fácil, nada fácil, encontrar a un personaje que haya significado tanto en la historia de la música afroamericana de mediados del siglo pasado. Y tampoco parece nada fácil ser él.

Desde los 50 hasta los 70, su nombre brilla como intérprete de grandes canciones tales como Jail Bait o You Got It and I Want It; como compositor (suyo es, por ejemplo, ese Shake a Tail Feather interpretado por Five Du-Tones, James and Bobby Purify, Ike & Tina y hasta mi vecina del quinto; Thank You for Loving Me de Stevie Wonder o Twine Time de Alvin Cash) o como productor y A&R para gente de la talla de Nathaniel Mayer, Contours o Chi-Lites.

Durante su historia, su repertorio adopta todas las caras menos amables del Blues, el R&B, el Soul y el Funk. Lux Interior (EPD) acabará diciendo de él que “Hace que Little Richard suene como Pat Boone”. Nada fácil, ya lo ven.

El atolladero.

Llegada la difícil década de los 80, Williams atraviesa el grueso de su particular calvario vital, un largo campo de minas donde no falta la adicción a las drogas o años viviendo en la indigencia. Él, que había producido a Mary Wells y había hecho mover el esqueleto a más de uno con su Greasy Chicken. Él, en quien George Clinton confió como sólo un cachorro lo hace de sus mayores, curtidos en mil batallas, en mil escenarios, en mil gritos aullados en vivo y grabados en disco de siete pulgadas. Él, ahí, en 1993, helándose el culo de frío en un inhóspito puente en Chicago, pidiendo calderilla y sobreviviendo mal y con desgana.

Y (finalmente) él, que tras cerca de dos decenios arrastrándose cada vez más en la mugre y ahondando su reptar en la miseria, resurge acreditado como lo que es: una leyenda viva del lado más salvaje de la Blackamerica musical. Ese chamán influyente de cuyo nombre casi nadie se acordaba, cuyas canciones –probablemente- jamás lleguen a incluirse en el G.A.S. -ni maldita falta que hace-, resurge de los detritos y vuelve a los escenarios, a la composición; a brillar con su luz poderosa y perversa.

La película.

Desde marzo de 2006 hasta julio de 2007, los directores Tricia Todd y Eric Matthies siguieron el día a día de Williams, con la intención de grabar un documental sobre el mismo. Así salió, en 2008, Agile Mobile Hostile - a Year with André Williams, un documental que recoge una cotidianidad que, según la nota de prensa de la película, “para André, puede significar ensayar para un concierto en Chicago, una grabación de estudio con Jon Spencer, en Michigan; un concierto para fans enfebrecidos en Croacia, dar una entrevista de radio en Serbia o marchar a un desfile de Mardi Gras en Nueva Orleans”, todo en pocas semanas.

Pues eso. El día a día de Williams, el definido (entre millares de otras cosas) como The Black Godfather; una radiografía de su presente como resucitado paladín de muchas de esas cosas que valen la pena. Y, no crean, en esta radiografía el artista no se apalanca, dejando que se le contemple, sino que entra al trapo.

¡Y cómo lo hace!: Explicando esas heladas de culo para conseguir dinero, explicando quiénes son sus amigos y qué es su vida, explicando sus adicciones; explicándolo todo (o casi). Explicándose a sí mismo, realmente. Y haciéndolo de esa forma beligerante, delirante, excéntrica, cálida e inmensamente humana y cercana. Tanto, que casi parece estar asistiendo a su música, a su arte, hecha palabras e imágenes.

El arte de ser André Williams. De eso va esta película.

Que la disfruten.


[Para más información sobre la película, pueden acudir a la página web de la misma, a través de nuestra sección de enlaces. Para verla, en cambio, pulsen AQUÍ. Gracias a David Gil por señalar la película!]

6 comentarios:

  1. ¡Guuuuuaaaauuu! Vengo de tomarme cienmilcopas de sobremesa, comièndome marrones ajenos una vez màs, porque hay que estar en lo malos momentos de los demàs, y si a eso añades los tuyos propios terminas en refugiarte en canciones de este señor ¡Andrè Williams! Un oasis de madrugada para mì, un desahogo visceral o simplemente una apoyo como para cagarme en el dios de todo el mundo. Me queda un rato de la peli por ver, pero he de decir que me encanta verle de copiloto en una escuter desde el hotel hasta la sala y asì de una en otra. Su sinvoz hace que le admire aun màs. No he visto el final pero se lo recomiendo a todo el mundo (ver links boiler).Soy un gran fan de sus canciones y como tù dices de su forma de ser. Feliz y envidiado boiler Alberto.

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  2. Javier!

    Excelente colofíon, el tuyo, a estas líneas. Williams nunca será lo suficientemente valorado por quién ha sido y por lo que ha hecho por la música.

    Celebro que hayan hecho esta película. Celebro que se le homenajee. Celebro que su nombre no se limite a la contraportada de una reedición de discos recónditos, sólo aptos para nerds desadaptados.

    Y, en una semanita, Boiler!

    Lo disfrutaremos. Vive god.

    A-

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  3. Compraremos la peli????

    You Got It and I Want It!!!

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  4. Buggg!

    La magna obra se puede ver (y muy bien, añado), a través del enlace al final del texto.

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  5. bugbugbgubgugbgubgugbugugugbugggg.. glug!4 de marzo de 2010, 7:40

    Pues la vemos hoy despues de Polonia!!!!

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  6. Yo tenía la vista puesta en "World Without End" o "1984"... Serie B rules!

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