miércoles, 6 de octubre de 2010

Big Bang Bar – Solera y aullidos vintagistas en la noche del Xino

No apto para claustrofóbicos, el Big Bang Bar ha sido, desde siempre, uno de esos antros donde casi parece obligatorio dejarse caer durante los merodeos nocturnos por las inquietantes calles del Barri Xino (sí, lo llamamos Barri Xino, que es su nombre de toda la vida, y no Raval, que es el nombre-engañifa con que lo empezaron a llamar post-olímpicos señores con traje de Cortefiel).

Pequeño, estrecho, dinámico; este enjuto bar siempre fue el sitio indicado para esos primeros conciertos de bandas en busca de comunión directa con sus públicos pioneros; y también para pasar y echar unas cervezas.

Lo que pasa es que, ahora, también es un sitio donde quedarse. La de trascender la condición de garito de paso es una opción felizmente contemplable.

Sin pretender modeLnizarlo, ni pretender convertirlo en un local posmoderno de diseño para Erasmus, el Big Bang obró, hace cosa de dos años y ahondando en su bien merecida solera, una transformación que ha resultado en una mejora sustancial.

Es esta mejora la culpable de que ya no sea sólo ese local donde ir a ver un concierto y/o pasar a tomar unas birras antes de volver a ser deglutidos por las golas de la noche xinesca, sino un local donde llegar, quedarse y, acaso, echar unos bailes sobre las baldosas de su escueta pista de baile.

Todo ello, gracias además al aporte de nuestro colega Sergi, aka Red Sideburns, uno de los rostros míticos del entorno Ted barcelonés, quien ocupa la cabina del local cada viernes y sábado, brindando un ecléctico set donde nunca faltan R&B, R&R, Rock-a-Billy, Doo Wop, Swing, Jazz y devaneos con Mambos y Chachachás de gratísimo sabor vintagista.

Completan tan incomparable marco de belleza, jam sessions de Jazz, conciertos, teatro y una fauna donde no faltan algunas de las más bizarras personalidades de ese barrio, el Xino, que por mucho que digan, querremos seguir considerando como esa portuaria y laberíntica ciudad sin ley de una Barcelona cada día más homogeneizada.

Big Bang Bar
C/ Botella 7 - 08001
De 21h45 a 02h45

[Para más información, disponen Uds. del enlace a la (muy cuca) página de este establecimiento en nuestra sección de links. Esa que vamos actualizando para que Uds. no nos den ni las gracias, ni las de nadas, ni los buenos días]

6 comentarios:

  1. Siempre tuvieron cierto encanto cutre estos barrios chinos y uno sabia donde se metía:putas,borrachos,marineros borrachos,putas jubiladas ,pajetilleras,tontos,maricones,platos combinados,una fauna estupenda ...no se porque han terminado llamándose o simplemente el barrio,o el Rabal.Ocurre en muchos lugares desde luego.Mi padre me contaba muchas historias de estos barrios chinos en sus dos años de mili en la Armada Española...sobre todo ¨el Molinete¨ en Cartagena.
    un abrazo!
    J.

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  2. Hombre Jero,

    Lo de 'maricones' suena francamente despectivo. Supongo que te refieres a chaperos (otro clásico del Chino barcelonés de antaño), pero vaya...

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  3. Tampoco esa es mi intención desde luego...no sé si la palabra ¨chapero¨ durante aquellos años 60 seria muy utilizada por la gente de a pie que frecuentaba estos barrios chinos,por lo menos por está zona,pero pido disculpas de todas formas.
    También existe otra figura llamativa y tambien aficionado a estos lugares,aunque solo como alternativa, ¨el puntalero¨.Este individuo se dedica a utilizar procesiones de Semana Santa,Moros y Cristianos y lugares concurridos para buscar su presa entre el público asistente.Puede ser de gustos variados dependiendo de sus preferencias sexuales.En mi pueblo existía uno de estos personajes ¨puntalero¨.Era de estatura baja,alrededor del 1´50m y para compensar su altura llevaba un ladrillo liado en papel de periódico debajo del brazo.Sus preferencias:hembras de buen cuajo,abundante trasero y generosos muslos.Tecnica:aproximación a la presa sigilosamente por detrás mientras está,ensimismada ve pasar la procesión etc tranquilamente,sacar el ladrillo de su escondrijo debajo del brazo y subirse en él,colocarse a la altura de las nalgas de la muchacha y arrimarle el puntal .Despues de esto
    los acontecimientos se suceden de diferentes formas dependiendo del carácter de la presa en cuestión.Al final todo el mundo lo conocía y le era imposible actuar.
    Saludos!
    Jero.

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  4. Hola Jero!

    Sí, claro. En esos años, y más en la España cretina, fascista y carpetovetónica de entonces, no se usaban determinadas jergas que hoy se usan, y se metía todo en un mismo saco de prejuicios.

    La homosexualidad era un crimen penado por la tristemente famosa ley de vagos y maleantes; esa que tantas horas de tortura y sufrimiento propinó a miles y miles de personas inocentes cuyo gran crimen era el de amar personas de su mismo sexo.

    Existen muchos testigos de aquella mayororejiana "extraordinaria placidez" basada en la dictadura de la ignorancia, la mediocridad y el abuso.

    En otro orden de cosas: lamentablemente, la figura de los puntaleros sigue vigente. Al menos, en el Mercat de Sant Antoni, aquí en Barna, aún háylos. Asco de gentuza.

    Un abrazo!!

    Alberto

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