
Lo llaman globalización.
Sus detractores aseveran que nos está quitando personalidad y está alisando nuestras características intrínsecas siguiendo los designios de grandes corporaciones y sus aviesos intereses económicos.
Quienes cantan sus loas, en cambio, hablan de un mundo sin fronteras donde comunicarse y entenderse más rápido y mejor; una oportunidad única -y sin precedentes- para buscar (y encontrar) esos elementos que nos acomunan entre pueblos, a priori distintos.
Sin duda, no es éste el lugar para una docta disquisición sobre los pros y contras de este fenómeno que ha marcado los últimos compases del siglo pasado y los primeros de este nuevo siglo, a punto de cumplir su primer decenio de edad.
Pero, oigan, sí que da que pensar el hecho de que algunas culturas musicales que parecían propias de determinadas áreas geográficas, sigan expandiéndose y revertiendo de manera muy positiva en propuestas, nacidas en los lugares más insospechados.
He aquí un caso concreto.
De entrada, los húngaros The Qualitons nos recuerdan un poco esos Framus Five que, durante su breve trayectoria en los 60, sonaban a exquisito pepinazo de R&B británico a pesar de ser checoslovacos y, por tanto, a pesar de que probablemente nadie, en UK o el resto del continente europeo, tuviera ni repajotillera idea de su existencia o de su calidad.
En este caso hay claras diferencias. La primera -y más obvia- es la estilística, puesto que estamos hablando de una banda de Hammond Jazz, Soul y Funk. La segunda es que este “mundo globalizado” -que a veces muy a nuestro pesar y otras veces con sumo placer, habitamos- sí nos permite acceder de manera casi instantánea a la inmensa calidad atesorada por el recién editado álbum de esta banda, Panoramic Tymes, para la alemana Tramp Records. Cosa que antes, cuando las cosas iban lentas y por carta, nos habría costado años y años de investigaciones y favorables concatenaciones de coincidencias.
Sus detractores aseveran que nos está quitando personalidad y está alisando nuestras características intrínsecas siguiendo los designios de grandes corporaciones y sus aviesos intereses económicos.
Quienes cantan sus loas, en cambio, hablan de un mundo sin fronteras donde comunicarse y entenderse más rápido y mejor; una oportunidad única -y sin precedentes- para buscar (y encontrar) esos elementos que nos acomunan entre pueblos, a priori distintos.
Sin duda, no es éste el lugar para una docta disquisición sobre los pros y contras de este fenómeno que ha marcado los últimos compases del siglo pasado y los primeros de este nuevo siglo, a punto de cumplir su primer decenio de edad.
Pero, oigan, sí que da que pensar el hecho de que algunas culturas musicales que parecían propias de determinadas áreas geográficas, sigan expandiéndose y revertiendo de manera muy positiva en propuestas, nacidas en los lugares más insospechados.
He aquí un caso concreto.
De entrada, los húngaros The Qualitons nos recuerdan un poco esos Framus Five que, durante su breve trayectoria en los 60, sonaban a exquisito pepinazo de R&B británico a pesar de ser checoslovacos y, por tanto, a pesar de que probablemente nadie, en UK o el resto del continente europeo, tuviera ni repajotillera idea de su existencia o de su calidad.
En este caso hay claras diferencias. La primera -y más obvia- es la estilística, puesto que estamos hablando de una banda de Hammond Jazz, Soul y Funk. La segunda es que este “mundo globalizado” -que a veces muy a nuestro pesar y otras veces con sumo placer, habitamos- sí nos permite acceder de manera casi instantánea a la inmensa calidad atesorada por el recién editado álbum de esta banda, Panoramic Tymes, para la alemana Tramp Records. Cosa que antes, cuando las cosas iban lentas y por carta, nos habría costado años y años de investigaciones y favorables concatenaciones de coincidencias.
En cambio, en el caso de The Qualitons, ya los conocemos; y les hemos podido escuchar y hacernos eco de su calidad, cuando su carrera se reduce todavía a sólo tres años de actividad. Eso sí, en este breve tiempo, ya les ha dado para efectuar un puñado de grabaciones en CD y single, y hacer gala de una intensa actividad en vivo que los ha llevado a compartir escenario con el mismísimo Gil Scott-Heron, o a ser la banda de acompañamiento de Kati Kovacs, en su aplaudido regreso a los escenarios.
les dejamos con un último detalle exquisito para describir este combo, capitaneado por el DJ y productor Kanada Kaosz: su nombre viene del sello Qualiton Records, que debe ser algo así como el equivalente húngaro de, por decir el primero que se nos ocurre, Belter. Un homenaje a sellos que, en su día, se atrevieron a explorar y arriesgar más allá de las comodidades políticas y comerciales de su momento.
A veces, esto de vivir en un mundo globalizado, también tiene alguna cosa buena.
[Como de costumbre, tienen la posibilidad de acceder a la página de los Qualitons en nuestra sección de enlaces, para descubrir más detalles sobre la banda, o acceder a la página de Tramp Records para echar un vistazo a lo que ofrece el sello alemán]
les dejamos con un último detalle exquisito para describir este combo, capitaneado por el DJ y productor Kanada Kaosz: su nombre viene del sello Qualiton Records, que debe ser algo así como el equivalente húngaro de, por decir el primero que se nos ocurre, Belter. Un homenaje a sellos que, en su día, se atrevieron a explorar y arriesgar más allá de las comodidades políticas y comerciales de su momento.
A veces, esto de vivir en un mundo globalizado, también tiene alguna cosa buena.
[Como de costumbre, tienen la posibilidad de acceder a la página de los Qualitons en nuestra sección de enlaces, para descubrir más detalles sobre la banda, o acceder a la página de Tramp Records para echar un vistazo a lo que ofrece el sello alemán]